Una fractura es un daño que ocurre en el hueso cuando este se rompe o se agrieta debido a una fuerza externa. En el caso de los niños, su esqueleto aún está en desarrollo, lo que puede hacer que sean más propensos a ciertos tipos de fracturas. Aunque la palabra fractura puede sonar alarmante, es un problema médico bastante común en la infancia, especialmente en edades escolares donde los niños son más activos y están expuestos a caídas o golpes. En este artículo exploraremos en profundidad qué es una fractura en niños, sus causas, tipos, tratamiento y prevención, para brindar una guía completa para padres, tutores y profesionales de la salud.
¿Qué es una fractura en niños?
Una fractura en niños ocurre cuando un hueso se rompe o se agrieta, generalmente debido a un impacto fuerte o una caída. A diferencia de los adultos, los huesos de los niños son más flexibles y aún están en proceso de maduración, lo que puede influir en el tipo de fractura que sufre. Por ejemplo, es común que en los niños se presenten fracturas en verduras verdes, donde el hueso se dobla y se agrieta, pero no se rompe por completo.
En el desarrollo infantil, las fracturas suelen ocurrir en los brazos, especialmente en la muñeca, codo o antebrazo, debido a que al caer, los niños tienden a extender los brazos para protegerse. Asimismo, las fracturas en las piernas, tobillos o caderas también son frecuentes, especialmente en edades más avanzadas cuando el niño practica deportes o actividades físicas intensas.
Causas comunes de fracturas en la infancia
Las fracturas en niños suelen ser el resultado de caídas, golpes o traumatismos. Debido a su alta actividad física y a menudo a su falta de coordinación, los niños son más propensos a sufrir estos tipos de lesiones. Por ejemplo, un niño que se cae de una bicicleta, de una escalera o incluso jugando en el parque puede sufrir una fractura. Además, en algunos casos, pueden ocurrir fracturas por estrés, que se desarrollan gradualmente debido a la repetición de movimientos intensos, algo común en deportistas infantiles.
También te puede interesar

El desprendimiento del anillo anal, también conocido como desprendimiento del anillo perianal, es un trastorno médico que puede afectar a los niños y que se refiere a la inflamación o la separación de la piel alrededor del ano. Este tema,...

El Domund es una celebración religiosa que se lleva a cabo cada 15 de mayo en la mayoría de los países católicos del mundo. Este día tiene como objetivo promover la misión de la Iglesia Católica y recordar a todos...

Explicar qué es el alcohol a los niños de primaria es una tarea importante para formar hábitos saludables desde temprana edad. El alcohol es una sustancia que se encuentra en bebidas como la cerveza, el vino o la ginebra, y...

El cubismo es un movimiento artístico que revolucionó la forma en que se representaban los objetos y la naturaleza a través del arte. Para los niños, puede ser una forma divertida y creativa de entender cómo los artistas ven el...

¿Alguna vez has visto a un barco navegar por el mar o a un globo ascender al cielo y te has preguntado por qué no se hunden? Esto se debe a un fenómeno físico llamado *flotar*. En este artículo, explicaremos...

Para los más pequeños, una receta puede entenderse como una forma divertida de preparar comida, juguetes o incluso manualidades. En este artículo, exploraremos de forma sencilla y clara qué es una receta para niños, qué tipos existen y cómo pueden...
Otra causa menos frecuente pero importante es la presencia de enfermedades o trastornos que afectan la salud ósea, como la osteoporosis infantil. En estos casos, los huesos son más frágiles y se rompen con mayor facilidad, incluso con movimientos aparentemente inofensivos. Es fundamental que los padres estén atentos a cualquier señal de dolor, inflamación o deformidad en los huesos de sus hijos, especialmente si estos han estado realizando actividades físicas intensas.
Factores que aumentan el riesgo de fracturas en niños
Además de la actividad física y la falta de coordinación, existen otros factores que pueden incrementar el riesgo de fracturas en la infancia. La edad es uno de los más relevantes: los niños entre los 5 y los 14 años son los más propensos a sufrir fracturas debido a su alta movilidad y exploración del entorno. El sexo también influye, ya que los niños tienden a ser más activos que las niñas, lo que puede exponerlos a más riesgos.
Otro factor importante es la nutrición. Un déficit de calcio o vitamina D puede debilitar los huesos y hacerlos más susceptibles a fracturas. Además, la genética también juega un papel: algunos niños heredan huesos más frágiles o una mayor propensión a ciertos tipos de fracturas. Por último, el uso inadecuado de equipo deportivo o la falta de supervisión durante el juego también puede contribuir a accidentes que resulten en fracturas.
Ejemplos de fracturas más comunes en niños
Algunos de los tipos de fracturas más frecuentes en niños incluyen:
- Fractura de la muñeca o del antebrazo: Es la más común, especialmente en niños que juegan con bicicletas o patinetas.
- Fractura de la clavícula: Este hueso, ubicado entre el cuello y el hombro, es propenso a fracturarse durante caídas o choques.
- Fractura de la tibia o peroné: Ocurren con frecuencia en deportes como el fútbol o el atletismo, especialmente en edades escolares.
- Fractura de la cadera o fémur: Aunque menos comunes, suelen ser más graves y requieren atención inmediata.
- Fractura de verdura verde: Este tipo es típico en niños pequeños y ocurre cuando el hueso se dobla y se agrieta, pero no se rompe por completo.
Cada uno de estos tipos de fracturas tiene características específicas que los distinguen y requieren diagnósticos y tratamientos adecuados según la edad del niño y la gravedad de la lesión.
¿Cómo se diagnostica una fractura en niños?
El diagnóstico de una fractura en niños comienza con una evaluación clínica exhaustiva. Los padres o tutores deben observar síntomas como dolor intenso, inflamación, deformidad visible, dificultad para mover el miembro afectado, o incluso llanto inusual si el niño no puede expresarse verbalmente. En muchos casos, los niños no pueden describir con claridad lo que sienten, por lo que es fundamental la observación atenta de su comportamiento.
Una vez en el consultorio médico, el profesional realizará un examen físico detallado y, en la mayoría de los casos, solicitará una radiografía para confirmar la presencia de una fractura y evaluar su gravedad. En algunos casos, especialmente cuando se sospecha de una fractura en huesos delicados como la columna vertebral, se pueden requerir estudios adicionales como resonancias magnéticas o tomografías computarizadas. El diagnóstico oportuno es clave para evitar complicaciones y garantizar una recuperación adecuada.
Tipos de fracturas más frecuentes en la infancia
Existen varios tipos de fracturas que son comunes en niños, cada una con características específicas:
- Fractura simple o cerrada: El hueso se rompe pero la piel permanece intacta.
- Fractura compuesta o abierta: La piel se rompe y el hueso está expuesto, lo que incrementa el riesgo de infección.
- Fractura en verdura verde: Común en niños menores de 10 años, donde el hueso se dobla y se agrieta.
- Fractura por estrés: Se presenta en niños que realizan actividades repetitivas, como corredores o jugadores de baloncesto.
- Fractura por compresión: Ocurren principalmente en la columna vertebral y son más comunes en niños con enfermedades óseas.
- Fractura por avulsión: El hueso se rompe cuando un músculo o tendón arranca un fragmento de hueso.
Cada tipo requiere un enfoque diferente en el tratamiento, desde yesos hasta cirugía, dependiendo de la gravedad y la ubicación de la fractura.
Diferencias entre fracturas en niños y adultos
Las fracturas en niños no son exactamente iguales a las de los adultos. Los huesos de los niños son más flexibles y aún están en desarrollo, lo que influye en el tipo de fractura que pueden sufrir. Por ejemplo, es más común en los niños la fractura en verdura verde, donde el hueso se dobla y se agrieta, pero no se rompe por completo. Esto ocurre porque los huesos infantiles tienen una capa de crecimiento llamada fisis, que es más elástica que la corteza ósea de los adultos.
Además, la capacidad de regeneración ósea en los niños es mayor, lo que significa que las fracturas suelen sanar más rápido que en los adultos. Sin embargo, también existe un mayor riesgo de complicaciones si la fractura afecta el cartílago de crecimiento, ya que esto puede alterar el desarrollo normal del hueso. Por eso, es fundamental que las fracturas en niños sean tratadas por médicos especializados en ortopedia pediátrica.
¿Para qué sirve el tratamiento de una fractura en niños?
El tratamiento de una fractura en niños tiene como objetivo principal alinear correctamente los huesos, permitir su sanación y prevenir complicaciones futuras. Dependiendo del tipo y la gravedad de la fractura, el tratamiento puede variar desde el uso de yesos hasta cirugía. En muchos casos, el hueso se puede alinear de forma no quirúrgica mediante técnicas de reducción cerrada, seguida de inmovilización con un yeso o férula.
El tratamiento también busca garantizar que el niño recupere la movilidad y la función del hueso afectado. Es importante que los padres sigan las indicaciones del médico, como evitar que el niño realice actividades físicas intensas durante el periodo de recuperación. Además, el seguimiento médico regular es esencial para asegurar que la fractura se está curando correctamente y para detectar cualquier problema temprano.
Tratamientos comunes para fracturas en la infancia
Los tratamientos para fracturas en niños suelen ser menos invasivos que en los adultos debido a la mayor capacidad de regeneración ósea. Algunos de los métodos más comunes incluyen:
- Yeso o férula: Para mantener el hueso en posición y facilitar su sanación.
- Ortopedia con fijadores externos: En casos de fracturas complejas, se usan dispositivos externos para mantener el hueso alineado.
- Cirugía: En fracturas graves o con desplazamiento del hueso, se puede necesitar cirugía para fijar el hueso con clavos, tornillos o placas.
- Terapia física: Una vez que el yeso se retira, es común recomendar ejercicios de recuperación para restaurar la movilidad y la fuerza.
El tipo de tratamiento dependerá de factores como la edad del niño, el tipo de fractura y la ubicación del hueso afectado.
Complicaciones posibles de una fractura en niños
Aunque la mayoría de las fracturas en niños se recuperan sin complicaciones, en algunos casos pueden surgir problemas. Algunas de las complicaciones más comunes incluyen:
- Infecciones: En el caso de fracturas abiertas, existe riesgo de infección en la piel y en el hueso.
- Malos alineamientos: Si la fractura no se trata adecuadamente, el hueso puede sanar en una posición incorrecta, afectando la función del miembro.
- Daño al cartílago de crecimiento: Si la fractura afecta la fisis, puede alterar el crecimiento normal del hueso, causando deformidades o diferencias en la longitud de los miembros.
- Síndrome compartimental: La presión interna en el músculo puede aumentar, causando dolor, inflamación y daño a los tejidos.
Es fundamental que los padres estén atentos a cualquier señal de complicación y acudan al médico de inmediato si notan cambios en el color, temperatura o sensibilidad del miembro afectado.
¿Qué significa una fractura en el desarrollo infantil?
Una fractura en un niño no solo es un problema físico, sino que también puede tener implicaciones en su desarrollo psicológico y emocional. Para los niños pequeños, una fractura puede significar un periodo de inmovilidad, donde no pueden participar en actividades normales, lo que puede causar frustración o tristeza. En edades más avanzadas, especialmente en adolescentes, las fracturas pueden afectar su rendimiento deportivo o su autoestima.
Desde el punto de vista físico, una fractura bien tratada no debe afectar el crecimiento normal del niño, siempre que no haya sido afectado el cartílago de crecimiento. Sin embargo, en casos donde sí se produce daño, puede haber consecuencias a largo plazo como diferencias en la longitud de los huesos o deformidades. Por eso, es fundamental que las fracturas sean diagnosticadas y tratadas de manera oportuna por especialistas en ortopedia pediátrica.
¿De dónde viene el término fractura?
La palabra fractura proviene del latín fractura, que significa romper o agrieta. Este término se utilizó originalmente en el contexto médico para describir el rompimiento de un hueso, y con el tiempo se extendió a otros campos, como la geología para describir grietas en la tierra, o incluso en la literatura para referirse a rupturas emocionales. En medicina, el uso del término se popularizó durante la Edad Media, cuando los cirujanos y médicos comenzaron a estudiar con mayor profundidad las lesiones óseas y su tratamiento.
En la infancia, el uso del término fractura se hace necesario para describir con precisión los daños óseos que los niños pueden sufrir durante su desarrollo. Es importante que los padres y profesionales de la salud usen este término de manera clara y comprensible, especialmente cuando se explica la situación a los niños y a sus familias.
Alternativas para prevenir fracturas en niños
Aunque no siempre es posible evitar fracturas, existen medidas que pueden reducir el riesgo:
- Uso adecuado de equipo de protección: Como cascos, rodilleras y coderas al practicar deportes o montar bicicleta.
- Supervisión constante: Asegurar que los niños jueguen en ambientes seguros y bajo la vigilancia de adultos.
- Educación sobre seguridad: Enseñar a los niños a no correr en lugares resbaladizos o a no saltar desde alturas.
- Fortalecimiento óseo: Promover una alimentación rica en calcio y vitamina D, y fomentar la actividad física moderada.
- Revisión médica regular: Especialmente en niños con antecedentes familiares de problemas óseos o enfermedades crónicas.
Estas estrategias no solo ayudan a prevenir fracturas, sino que también fomentan un desarrollo físico saludable en los niños.
¿Cómo se trata una fractura en niños en casa?
Una vez que el médico ha confirmado que la fractura no es grave y se ha realizado el tratamiento adecuado, los padres pueden apoyar la recuperación en casa. Esto incluye:
- Mantener el yeso limpio y seco: Evitar que el niño toque o muerda el yeso, y protegerlo de la humedad.
- Controlar el dolor: Usar medicamentos como el paracetamol o ibuprofeno, según la dosis recomendada por el médico.
- Fomentar el descanso: Asegurarse de que el niño no realice actividades físicas intensas hasta que el hueso esté completamente curado.
- Observar señales de complicaciones: Como enrojecimiento, hinchazón, fiebre o cambios en la sensibilidad del miembro afectado.
Es importante recordar que el yeso debe ser retirado por un profesional médico y no por los padres, para evitar daños adicionales al hueso o al tejido circundante.
¿Cómo usar la palabra fractura en la vida cotidiana?
La palabra fractura es ampliamente utilizada en contextos médicos, pero también se emplea en otros sentidos. Por ejemplo:
- En medicina: El niño sufrió una fractura en el brazo tras caerse de la bicicleta.
- En geología: La fractura en la roca permitió el paso del agua subterránea.
- En psicología: La fractura emocional entre los hermanos se notaba en su interacción.
- En finanzas o economía: La fractura en el mercado financiero causó caídas en las acciones.
En todos estos contextos, fractura implica una ruptura o separación, bien sea física o metafórica. En el caso de los niños, es fundamental usar el término con precisión y sensibilidad para explicar el daño óseo de manera clara y comprensible.
Recuperación y rehabilitación después de una fractura en niños
Una vez que el hueso se ha sanado, es importante que el niño siga un proceso de recuperación para restablecer la movilidad y la fuerza. Esto puede incluir:
- Terapia física: Ejercicios suaves para mejorar la flexibilidad y prevenir la rigidez muscular.
- Retorno progresivo a la actividad física: Empezando con actividades ligeras y aumentando gradualmente la intensidad.
- Seguimiento médico: Visitas periódicas para asegurar que el hueso se está recuperando correctamente y que no hay signos de complicaciones.
La recuperación completa puede durar entre 4 y 12 semanas, dependiendo del tipo de fractura y la edad del niño. Es fundamental que los padres sigan las instrucciones del médico y no presionen al niño para que retome actividades antes de tiempo.
Cómo manejar el impacto emocional de una fractura en un niño
Una fractura puede tener un impacto emocional significativo en un niño, especialmente si le impide participar en actividades que disfruta. Algunas estrategias para manejar esto incluyen:
- Explicar con claridad la situación: Usar un lenguaje sencillo y comprensible para que el niño entienda por qué está usando un yeso.
- Mantener la rutina lo más normal posible: Aunque el niño esté inmovilizado, intentar que continúe con sus actividades escolares, sociales y recreativas.
- Fomentar la expresión emocional: Permitir que el niño exprese sus sentimientos y preocupaciones sin juzgarlo.
- Reforzar la confianza: Recordarle al niño que el yeso es temporal y que pronto se sentirá mejor.
El apoyo emocional es tan importante como el tratamiento físico. Los padres pueden ayudar a su hijo a mantener una actitud positiva durante el proceso de recuperación.
INDICE